Aqui os dejo la segunda entrega de nuestro análisis de cuerdas, espero que sea de vuestro interés y aprovecho para animaros a participar con vuestras preguntas y sugerencias.
Haciendo una diferenciación sencilla, sin meternos en complicadas clasificaciones, grupos y subgrupos, podemos partir de la idea de que existen dos (2) tipos de cuerdas dependiendo de su uso: Las deportivas y las industriales.Las deportivas, las que empleamos para nuestra actividad montañera, son habitualmente dinámicas; las industriales o específicamente diseñadas para trabajos en altura, son las cuerdas semiestáticas, ya que su factor de estiramiento ante una carga es mucho menor que el de una dinámica, pero, a pesar de todo, estiran, sin llegar a ser nunca estáticas en su totalidad.
Veamos el empleo y características de estos dos tipos de cuerdas:
Cuerdas dinámicas
Como ya hemos venido señalando, las cuerdas dinámicas son aquellas que se utilizan para finalidades deportivas, ya que están sometidas, por lo general, a cargas dinámicas que requieren un mayor estiramiento de la cuerda para evitar lesiones del escalador/montañero. Al tratarse del primer eslabón de la llamada “cadena de seguridad”, requieren cumplir con todas las normas al efecto, tanto de fabricación como de mantenimiento.
Una cuerda dinámica, de un rango entre 8 mm de una gemela y los 10,2 de una cuerda de escalada deportiva, puede llegar a estirar hasta un 40% dependiendo de la caída y de la carga que se ejerza.
Dentro de las cuerdas dinámicas a su vez hay que diferenciar tres grandes campos: para uso gemelo, en doble y simple.
Cuerda en simple: Es una cuerda utilizada con un sólo cabo. Se recomienda para vías difíciles bastante rectilíneas y en recorridos fáciles sin reunión. Es la cuerda utilizada en escalada deportiva.
Cuerda en doble: Es una cuerda utilizada con dos cabos con los que el primero de cordada debe encordarse pero, al contrario que con las cuerdas gemelas, se pueden encordar 2 segundos, cada uno en un cabo.
Se puede mosquetonear sólo un cabo para limitar el rozamiento de la cuerda. Se recomienda para alta montaña o para las grandes vías de escalada donde es necesario el descenso en rápel. También es preferible cuando los puntos de anclaje son aleatorios, especialmente en escalada en hielo, ya que si sólo se mosquetonea un cabo, la fuerza de choque disminuye. Además, protegen mejor en caso de caída de piedras o de caída en aristas: para limitar el rozamiento de la cuerda y, por lo tanto, el factor de caída, los cabos se pueden mosquetonear por separado.
Existen muchas teorías en relación con la utilización correcta de una cuerda en doble y su chapaje. Veamos una serie de soluciones prácticas y breves acerca de este pequeño dilema.
En muchas ocasiones tendemos a chapar ambas cuerdas sobre un mismo seguro móvil pensando que ello nos aportará mayor seguridad. Se trata de una seguridad ficticia ya que con ello aumentamos la fuerza de choque entre un 20 y un 25 % sobre el anclaje mosquetoneado. Si escalamos con seguros aleatorios (pitones, empotradores, tornillos de hielo...), debemos separar los cabos para disminuir la fuerza de choque. La fuerza de choque es claramente menor con 1 cabo de cuerda en doble que con 2 cabos. Separarlos disminuye los rozamientos y permite que toda la longitud de la cuerda participe totalmente en la absorción de energía, por lo tanto, en la disminución de la fuerza de choque. Esta recomendación es válida incluso para el primer punto por encima de la reunión.
Y si escalamos con seguros sólidos (anclajes de expansión, químicos...), ¿también debemos separar los cabos?
Normalmente, no vale la pena, ya que los anclajes en general forman una trazado rectilíneo (es preferible utilizar un anillo para que la cuerda siga una línea lo más vertical posible).
Como estos anclajes no son aleatorios y no corren el riesgo de que se produzca la rotura a causa de una fuerza de choque demasiado elevada, se preferirá mosquetonear los cabos de cuerda juntos, ya que resistirán más a las caídas repetidas, características de las vías equipadas con anclajes sólidos.
Cuerda gemela: Es una cuerda en la que los 2 cabos deben mosquetonearse siempre a la vez y quedar paralelos. Cada escalador se encuerda con los 2 cabos que siempre debe mosquetonear juntos. Su ventaja en relación a la cuerda en simple es que permite hacer rápeles. Es más ligera que la cuerda en doble, pero no permite separar los cabos.
Para uso gemelo, en el que han de pasarse las dos cuerdas por el mismo seguro, los grosores son hasta 8,2 mm; suelen utilizarse para escalada en hielo y ser hidrófugas. Su utilización a dia de hoy está prácticamente desechada.
Cuerdas de Randoneé: Se emplea cuerda de alrededor de 8 mm y de 20-30 m, a ser posible con tratamiento hidrófugo para esquí, travesía o glaciares y como cuerda de seguridad para ascensiones que comporten algún seguro que no llegan propiamente a considerarse escaladas. No es recomendable usar para tareas de seguridad por debajo de 8 mm.
Cuerdas semiestáticas
Dedicaremos más capítulos a hablar sobre las cuerdas semiestáticas o cuerdas para trabajos industriales, si bien es necesario ahora realizar una serie de pequeñas apreciaciones en relación con éstas.
Como su utilización suele ser con cargas estáticas, su factor de estiramiento es muy inferior, hasta un 5% normalmente, habiéndose desechado en su mayoría las cuerdas completamente estáticas, pero están indicadas para puentes de cuerda y tirolinas (no certificadas por la CE).
Las semiestáticas de mayor grosor se emplean en espeleología, expediciones, trabajos verticales, rescates, descensos o trabajos en suspensión, cuerdas fijas; las de menos resistencia se reservan para los descensos sobre todo en rescates pero no para estar suspendidos de ellas. Dentro de las semiestáticas, las hay de 9 a 14 mm, e incluso grosores superiores, y pueden resistir de 8 a 20 caídas de factor 1; su alargamiento es pequeño (3 al 4,5%).
Las semiestáticas de mayor grosor se emplean en espeleología, expediciones, trabajos verticales, rescates, descensos o trabajos en suspensión, cuerdas fijas; las de menos resistencia se reservan para los descensos sobre todo en rescates pero no para estar suspendidos de ellas. Dentro de las semiestáticas, las hay de 9 a 14 mm, e incluso grosores superiores, y pueden resistir de 8 a 20 caídas de factor 1; su alargamiento es pequeño (3 al 4,5%).
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Análisis de Alejandro López (Técnico EGAM)
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